La licitación de un tramo de 16 kilómetros de carretera por parte de Fomento y con la peculiaridad de que será construido íntegramente en hormigón, ha sido recibida como lluvia en el desierto por parte del sector cementero. El proyecto corresponde al último segmento de la autovía A-33, parte del recorrido entre Murcia y Valencia por el interior a lo largo de 212 kilómetros.

Si para los usuarios será un modo de ahorrar 25 minutos en tiempo de viaje, para la asociación de los fabricantes de hormigón (Anefhop) es una luz de esperanza y para la patronal de las cementeras Oficemen es un indicio de vuelta a la normalidad tras años de ausencia de este tipo de iniciativas. Su licitación se aprecia como un punto de arranque en las medidas comprometidas por el Ministerio de Industria en favor de la sostenibilidad de un sector duramente castigado por el derrumbe de la construcción.

Pese al optimismo generado con esta obra en Murcia, desde Fomento se ha eludido el compromiso con planes de reactivación para este sector. “La técnica y materiales utilizados en la A-33 tiene que ver con el análisis del caso concreto y no con una decisión de generalizar el hormigón en la construcción o rehabilitación de carreteras”, explica un portavoz del ministerio, “este material será utilizado cuando lo recomienden las características de los proyectos”.

Experiencias en la historia de España

El uso de hormigón en carreteras viene de muchas décadas atrás y está probado con éxito en países como Bélgica, Alemania, Austria y EE UU. El director general de Anefhop, Carlos Peraita, destaca sus beneficios en términos de durabilidad, seguridad y medio ambiente, frente a los firmes asfálticos.

En España también hay experiencias, como la de la Y asturiana (Oviedo-Gijón-Avilés, abierta en 1976), el tramo Variante de Adra-Enlace de Albuñol en la A-7, o la variante de la localidad sevillana de Marchena. El denominador común es el mayor coste de construcción respecto al empleo de mezclas bituminosas, que se ven compensados a largo plazo con ahorros en conservación y mantenimiento.

En cuanto a la vida útil del firme, los defensores del hormigón hablan de los 50 años de este material frente a los 15 años del asfalto. También resalta la resistencia a la carga, permeabilidad y luminosidad. En cuanto a antiguos inconvenientes como la sonoridad, desgaste de neumáticos o menor comodidad de conducción, desde la industria se asegura que están superados una vez desarrollados los áridos vistos. De hecho, desde Oficemen se destacan el ahorro de combustible y la mejora del agarre en la frenada.

Fuente: Cincodias.elpais: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/01/17/companias/1547754191_472169.html